Me enrolaría en las filas de las putas, sin derecho a condón. Le hablaría a las esposas de mis clientes a las 7 a.m. preguntándoles qué suavizante de telas usan, pondría el teléfono en la boca de sus maridos roncantes. Los golpearía a cada uno con la Biblia, y les diría: sé tu secreto, bombón, eres un pinche narco "hijoputa". Luego me reiría. ¿Qué es eso? ¿Quiere decir que pudieron haber sido mis hermanos? Qué gracioso. Ya escucharía el tradicional "considérate muerta, pendeja", con sus variaciones. Se va y volteo a mi bolso, ahí está el verdadero polvo, qué irónico.
martes, 31 de agosto de 2010
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