lunes, 29 de agosto de 2011

Dormir es como pequeñas muertes

No sé quién lo dijo, pero es cierto. Cuando duermo el mundo cambia. Es algo que no puedo controlar, mis ojos se cierran y me abandono suave a la oscuridad y a la nada, a desaparecer para todos. Después sueño contigo o  con locuras que podrían ser verdaderas si yo quisiera. Despierto y todavía no amanece. Cuando regreso por el pasillo, de reojo, veo a la fallecida hermana de la viejecita. Sé que está ahí. Se ha materializado para que yo pueda percibirla. ¿Por qué no está abrazando el tierno sueño de la muerte? 

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