No sé quién lo dijo, pero es cierto. Cuando duermo el mundo cambia. Es algo que no puedo controlar, mis ojos se cierran y me abandono suave a la oscuridad y a la nada, a desaparecer para todos. Después sueño contigo o con locuras que podrían ser verdaderas si yo quisiera. Despierto y todavía no amanece. Cuando regreso por el pasillo, de reojo, veo a la fallecida hermana de la viejecita. Sé que está ahí. Se ha materializado para que yo pueda percibirla. ¿Por qué no está abrazando el tierno sueño de la muerte?
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