miércoles, 28 de septiembre de 2011
Está todo lleno
De cosas qué hacer. Limpiar el mundo, acomodar el mundo, renovar, delimitar espacios, re-diseñar. Destruir los edificios enfermos. Educar a los niños. Amar. Administrar a los épsilon. Descansar. Contar las estrellas. Tenemos qué contar las que son soles y las que son hoyos negros, y estudiar a las que están muertas y escribir tristísimos sobre su muerte. Consolar. Reflexionar sobre el tiempo transcurrido increíble y sorprendentemente rápido y lento, rápido cuando sabes y lento cuando sabes. Y estremecerse con el murmullo de tu espina dorsal que recuerda a un amor lejano, lejano, lejano.
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