martes, 22 de mayo de 2012
Como eso...
Son las cinco de la tarde. Las manos huelen a pollo frito. Raspa en la garganta la coca helada. Todo está inmóvil, el tráfico ya no importa. Un programa en la tv en lugar de la conversación. Por la ventana se ve la mitad de Monterrey. El ruido del ventilador arrulla, porque el calor es demasiado. La consciencia se apaga lentamente. Por la ventana, el cielo gris. Hora de prender la luz. De ponerse los zapatos y la ropa. De regresar a casa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario