jueves, 7 de marzo de 2013

Cuando vinieron los budistas

Nos formamos en cuatro filas, tardamos más de una hora. En el auditorio nos pusieron una película donde decían que los cristalitos eran el trabajo espiritual de cada monje. Le echamos agua al buda, era una representación de nuestra propia lavativa del alma. Con tres cosas: No pensar cosas malas, pensar cosas positivas, ayudar a los demás. Los cristalitos eran muy raros. Nos pusieron unos en la cabeza y yo sentí que todo era oscuro y yo estaba iluminada. Quizá fue sugestión. Luego fue lo de que Dios me habló. Pero me sentí en paz, porque okey yo no escogí estar aquí, tengo que hacer lo mejor posible. YO TENGO QUE HACER, o sea no esperar a que el destino o dios o en lo que crea usted, venga y me solucione a mí como problema andante que soy.

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