Te adoptan y te ponen una pareja. Una fuente pequeñita para que tomes agua fresca. Te dan lechuga. Mucha. A una mamá se le ocurre que los caracoles adoran la harina y ya está, tienes tu cascada de harina. Amanece y limpian la pecera gigante. Ahora alguien trajo tomate. Ya estabas babeando desde antes. Todos te admiran. Te tocan con cuidadito. Y piensas que has tenido suerte. Mientras tanto, en algún otro lugar, tus congéneres mueren aplastados por curiosas señoritas con prisa. Clac.
viernes, 18 de marzo de 2011
Me gustaría ser... caracol
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Hahaha Elisa, no sé tú, pero yo considero que no tienes un bloqueo porque no lo siento así XD De todas maneras pues qué bueno que sigues escribiendo y yo debo de admitir que me gustaría ser un gato :3.
ResponderEliminarSaludos
hey, los gatos tienen lo suyo =)
ResponderEliminarpues sí, caleb, parece sencillo pero para escribir esto ahhhh!!!! jajaja y deja que empiecen a pasar los días y que yo no ponga nada =(