Porque soy la que no come helado de chocolate sino que se atasca de brócoli. Que de camino se encuentra un extraño café para locos y entra a pedir nieve de pétalos de rosa. Que se le ocurre la idea de dejar huérfano a un libro en el autobús, casi como bebé Sinuhé flotando en su canastita río abajo, con la esperanza de que llegue a manos mejores. Y ve al nuevo dueño, a quien usa en su nueva fantasía sobre un padrino pederasta. Por favor, no me veas llorar con la noticia de que cierran un canal de televisión venezolana. Con el final de la primera parte de Lo que el viento se llevó.
miércoles, 16 de marzo de 2011
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jejejje esta genial
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