lunes, 4 de noviembre de 2013

Se trata de contar la historia de otra forma

Cuando tenga tiempo lo haré. Éste es solo un ejemplo. Dejé antes de irme a clase a la tortolita bebé en el techo. Luego, escuchando al profesor, pues empezó a llover. El cielo estaba todo gris y la lluvia era parejita. Me asusté, pensé en la pobre tortolita bebé sin más resguardo que una caja abierta para que se fuera. Llegué corriendo dos horas después, lo primero que hice fue ir a la terraza, solamente encontré la caja mojada. Tuve un remordimiento de conciencia machín, me sentía muy mal. En la noche, soñé que al empezar a llover, con las primeras gotas, aparecían dos tortolitas adultas. Una era la mamá que enseñaba a volar a la tortolita bebé. El otro era el papá, que había traído algo de comida. Se fueron los tres a resguardarse de la lluvia. Al día siguiente que desperté, salí a la terraza y estaban tres o cuatro tortolitas en los tendederos. El amanecer era precioso.

1 comentario: